La fórmula del bienestar personal y laboral
En líneas generales, vivimos en una sociedad dinámica en la que todo está sujeto al cambio y nada permanece estable indefinidamente. Los seres vivos, ante los constantes cambios a los que se exponen, pueden alterar el equilibrio que mantenían en su entorno, por lo que necesitan adaptarse a estas nuevas circunstancias para poder vivir. La adaptación, al fin y al cabo, es una estrategia implantada por la naturaleza para salvaguardar la vida y restablecer el equilibrio entre el ser vivo y el entorno donde convive.
El ser humano, forma parte de esta dinámica y está sujeto a gran cantidad de cambios a los que se debe adaptar para mantener su estabilidad y equilibrio mental y psicofísico, ya que cuando una persona presenta problemas de adaptación a una situación, pueden generararse desequilibrios en la mente humana relacionada con el mecanismo psicológico conocido como homeostasis, es decir, una persona ante un conjunto de cambios producidos en el entorno ha de mantener la estabilidad emocional y el equilibrio psicológico para su adecuado funcionamiento vital.
Si aplicamos, este concepto a una persona dentro de una organización laboral, ocurriría algo similar. En la empresas, hay constantes cambios relacionados con el proyecto de trabajo, las funciones a desarrollar, los superiores jerárquicos… y una persona que presenta incapacidad para afrontar los cambios y los percibe como un conflicto o un problema, creara un desajuste como reacción a una situación psicosocial vivenciada como estresante y desencadenará un conjunto de síntomas conductuales y emocionales con manifestaciones clínicas de ansiedad, preocupación, tristeza… que conllevará a un cierto grado de deterioro en el funcionamiento laboral.
La adaptación es el proceso que permite que una persona pase de un estado de malestar provocado por un cambio, a un estado de bienestar al aceptar la nueva realidad y sus efectos. Destacar, que los efectos de un proceso de cambio pueden dilatarse en el tiempo, por ello, para que la adaptación al cambio sea eficaz, es necesario tener en cuenta dos aspectos:
Capacidad de adaptación
Aceptar que las circunstancias conocidas hasta el momento han variado y hay una nueva situación desconocida que requiere de mantener la consciencia en el presente y no en el recuerdo del pasado, es posible si eres capaz de:
Asumir que las circunstancias han cambiado
Admitir que toda situación puede cambiar
Aceptar que no todo está bajo tu control
Reconocer que habrá aspectos de ti que no puedes cambiar
Búsqueda de bienestar
Ante el cambio de objetivos, expectativas e ilusiones prefijadas en un futuro que se ha visto obligado a cambiar, una sensación que te puede inundar es que el presente se quiebra y el futuro se diluye, lo que puede ser visto como una oportunidad para desarrollar una actitud proactiva y crear un nuevo escenario para el desarrollo de tu vida personal y laboral.
Un cambio vital, que ha sido impuesto, y no está bajo el control de uno mismo para retornar hacia atrás, si es percibido con actitud positiva, con actitud proactiva, la persona estará desarrollando la capacidad de flexibilidad que le llevará a poder generar nuevas líneas y objetivos futuros a cumplir.
Las habilidades para adaptarse al cambio, es otro aspecto fundamental para el equilibrio psicológico de una persona, puesto que si se presenta una actitud rígida ante un cambio de situación, esta dificultara la adaptación y será causa de desequilibrio psicológico.
La capacidad de percibir una nueva realidad con flexibilidad y desarrollar una conducta positiva hacia las circunstancias, será la estrategia psicológica conocida como adaptación, la cual va ligada a un cambio personal y social.
Todos los seres humanos, en algún que otro momento a lo largo de nuestro desarrollo vital, nos podemos sentir identificados con un giro en nuestras vidas, y si no lo hemos experimentado, llegará ese momento, por lo que es importante estar preparado. Tanto para las personas que los han experimentado, como por las que lo están por experimentar, os voy a dejar unas cuestiones para reflexionar:
¿Puedo cambiar mi forma de ver la realidad?, ¿puedo cambiar mi forma de interpretar los cambios?, ¿puedo cambiar mi forma de actuar?...
Si eres capaz de conseguirlo, lograras estabilidad, equilibrio y bienestar psicológico, te animo a que así sea y lo pongas en práctica!
